Hell is not punishment,
it's training.
Shunryu Suzuki

29 abr 2013

De fugados, orgullo y el doble de mejor, con mal juego de palabras al final


La ex-presidenta de Madrid dijo estas palabras ante antiguos alumnos de la universidad de Oxford.  Las dijo en un contexto de apología de la política del ex-presidente Aznar. Sólo que, aunque las dijo, El Pais tituló y acondicionó la información a su manera.

Siempre se ha visto como una inevitabilidad que muchos andaluces abandonaran su tierra para buscarse la vida en Madrid. No hablo solo de los años 70. Todos los madrileños (aparte de los que somos hijos de inmigrantes) conocemos a muchos inmigrantes recientes de otras provincias de España. Sin embargo, cuando los parámetros geográficos se amplian y se trata de dejar España para irse a vivir "en tierra extraña", entonces la situación adquiere mayor relevancia mediática, trascendiendo lo que tiene de drama personal.

Yo creo que es, efectivamente, "un orgullo" que ahora, a diferencia de en otras épocas históricas, entre los que se ven forzados (o eligen) emigrar, los haya que vayan a ejercer trabajos cualificados, y no todos a limpiar oficinas o a servir mesas. Me parece asimismo excesivo considerar como imperativo categórico que el destino de un ser humano haya de desarrollarse integramente en su lugar de nacimiento. Si hablamos de humillaciones, se me ocurren unas cuantas también derivadas del hecho de ver pasar los días (eso sí, en tu terruño) mano sobre mano, frustrado e impotente. 

En cuanto a la otra afirmación que se hizo en la conferencia y que destaca el periódico, partamos de la idea (y los economistas no se ponen de acuerdo) de que las crisis son inherentes al sistema (término técnico: cíclicamente impepinables). Pues bien, tiene un punto de razón decir que, ya que tiene que haber crisis, por lo menos ahora estamos mejor que en la anterior: en los 90 España estaba peor preparada, peor conectada, ... y sin internet. Este último aspecto tiene tantas implicaciones a tantos niveles, que para mí es el elemento que mayor potencial ofrece en una sociedad en dificultades. De hecho, estoy convencido de que tanto la conferenciate como gente de su sesgo ideológico no acaban de sentirse del todo cómodos ante algunas de las posibilidades de internet. 

Abundando en el último punto, no sólo los conservadores de libro de texto recelan de la generación de nuevos modos de interacción social: también todos aquellos de cualquier ideología cuyo actuar en la sociedad y en la política se articula sobre modelos institucionales tradicionales.

Esta crisis es muy diferente: el doble de diferente. Y sí, Aguirre, hay esperanza.


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